La Cigüeña de Esteban Buñuel
Antes de que el gallo lance
su voz de alerta,
la cigüeña en su nido
ya está despierta.
Mientras sus hijas duermen,
doña cigüeña
con la pata encogida
medita y sueña.
Y, cuando ya despiertan
de su letargo,
toca las castañuelas
su pico largo.
Cigüeña ribereña
patas de alambre
boca de caramelo
y ojos de madre,
¡Dales el desayuno,
que tienen hambre!
Alzada por el cielo
sale volando;
sus alas blanquinegras
son remos blandos;
su pico pincha el aire
con decisión;
las patas estiradas
son el timón;
y, antes que el sol naciente
se desaparece,
en la pinza del pico
¡Y, cuántas veces!
lleva del río al nido
ranitas, peces,
y crías de serpientes
que se retuercen.
Cigüeña, madre buena
pronto te irás
cuando el viento de otoño
comience a aullar
por torres y espadañas
pero vendrás
a tu nido de España
sin más tardar,
cuando llegue febrero
y en él ¡San Blas!
Y como eres poeta y algo friolera
traerás en tu maleta
¡La primavera!
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